
“Pues que se vayan, no los necesitamos” es la letra del hilo musical de aeropuertos y estaciones de tren con rutas internacionales. Pero sí los necesitamos, y mucho. España tiene ahora unos ocho millones de pensionistas. En 2025, está previsto que lleguen a 15 millones, algo que hará insostenible el actual sistema de pensiones y el estado del bienestar a la noruega que nos dijeron que era posible. A eso hay que añadir que el consumo sanitario se disparará, dado que nuestros futuros pensionistas no tienen en agenda ni morirse en cuanto se jubilen ni irse a vivir a un entorno inasequible a sus bolsillos.
La solución pasa porque el número de trabajadores, con sus correspondientes contribuciones a la Seguridad Social, crezca en unos siete millones de personas, calculan los expertos. Pero si el país sigue tan estéril en procreación como en ideas, 4,5 millones deberán venir de fuera porque aquí el susto financiero ha vueto a bajar la tasa de natalidad a 1,07 niños por cada cien habitantes. Así que no sólo son necesarios, sino que forman parte de nuestro futuro y nuestros deberes para los próximos años es garantizárselo también a ellos. Lo llaman multiculturalidad y va más allá de los bailes regionales.