viernes, 1 de octubre de 2010

Maleducados

Con soltura, así nos movemos entre la mala educación, ya imperceptible de tan acostumbrados que estamos. Son maleducados los antisistema y antiideología que destrozan escaparates, maleducados los policías que, siguiendo la consigna, salen de sus furgonetas blindadas en tropel a zurrar al primero que pase, maleducados los políticos con sus maleducadas políticas, que liban el apetitoso néctar neocon, maleducada la justicia, que se demora en procesos ahogados en papel cuando la ofrenta al débil es flagrante.

Son maleducados los que subestiman los daños, los que crean comisiones de estudio para analizar la idoneidad de medidas que deberían ser prioritarias, los que hablan bajo amparados en el anonimato de la masa, pero también los que callan son maleducados. Los que arengan sin pensar lo que dicen y los que asienten sin criterio, quedándose con lo primero que pasa. Y los impasibles, esos son los más maleducados. A veces, la buena educación aparece como una rara flor en busca de la luz, y lanza un grito al viento para que lo lleve donde quiera, mientras los hongos proliferan atrincherados en la oscuridad del sótano.