sábado, 18 de septiembre de 2010

La ratonera

Haciendo equilibrios (Eva Armisén)
La Ratonera de Agatha Christie lleva 58 años representándose ininterrumpidamente en Londres. Durante todo este tiempo, se calcula que han visto la obra unos diez millones de personas. Al final de cada representación, se pedía al público que mantuviera el secreto sobre la identidad del asesino y así se ha hecho, hasta ahora, en que Wikipedia revela el final en la entrada dedicada a la obra. Agatha Christie no habría podido imaginar un final así.

   Malos tiempos para la discreción, cuando tenemos a un clic, o a una suave caricia por la pantalla, la oportunidad de exponernos y exponer a otros a la palestra, ahora también en 3D y disponible para iPhone y iPad. Wikileaks y sus investigaciones por desenmascarar al poder aparte, la fina barrera que separa el “contar la verdad y nada más que la verdad” del impudor se va desdibujando, apenas es nada. Pero no sólo en la red, también en la televisión, la prensa escrita y la radio, mentes desveladoras y desveladas han heredado lo más perverso de su hijo aventajado y se mueven en el campo del cotilleo como barracuda en ciénaga fangosa.

   Reivindico la inocencia. Quiero volver a sorprenderme ante lo inesperado y huyo como de la peste de los mesías que avanzan el futuro porque, haciéndolo, lo convierten en certeza y me roban la capacidad de reflexión y pensamiento. Me matan un poco por dentro. Conocer el final de todo esto no me hace más sabia. Al contrario, me vuelve escéptica y descreída cuando me preparo para la aventura de descubrir que el mundo no es tan insoportable como parece.