jueves, 23 de septiembre de 2010

Palabras


Palabras... La palabra inunda, ahoga, encorseta, libera y compromete. Hay palabras tristes, animosas, mentirosas, de honor, de desdén, hirientes, que llenan las bocas y vacían la mente de quienes las pronuncian y escuchan. Las hay que hacen amigos y también que los matan.

   Hay palabras que buscan, que se encuentran con otras palabras distintas y discuten y a veces llegan a entenderse. Las hay que no se reconcilian nunca y optan por enquistarse o estallar. Cada momento del pasado, presente o futuro tiene sus propias palabras. En realidad, no son tantas pero si se mezclan son prácticamente infinitas y mutan según con qué otras palabras coinciden, quién las pronuncia, con qué modulación de voz, gravedad en el gesto e, incluso, según el ánimo de quién las escucha. 

   Hay palabras de honor, de traición, de desdén, juguetonas, cortantes, que llevan al suicidio y que devuelven al espíritu hambre de vida. La palabra, fuerte y flexible a la vez, nunca se rompe aunque se desgaste. Te doy mi palabra, te tomo la palabra. Moneda de cambio en fin... Palabras de amor, pero también que se clavan como agujas infectadas. Palabras que llenan las bocas y vacían las mentes, y que cuando no dicen nada a veces lo dicen todo.
   He encontrado una palabra: silencio, que me liberará de esta maraña de números que hoy lo inundan todo.