Tranquila Mary, que no hay mal que cien años dure... ni cuerpo que lo aguante. Eso, al menos, es lo que dicen los expertos en cuerpos, males y años... Deja de lamerte las heridas, porque entonces las tiritas no se adhieren y pierden su razón de ser. Arráncatelas, y deja que el sol y el tórrido aire del verano hagan su labor de cicatrización. Luego apenas quedan señales.
Deja que tus heridas salgan a la luz, y hazlo tú también con ellas. Sólo así serás una de las primeras en sentir la brisa, ya más fresca y reparadora, del otoño. ¿Que en otoño caen las hojas?... Pues que caigan y que cubran el asfalto gris de la ciudad. ¿Que se hace antes de noche? Pues aprovéchala también.
Ánimos, Mary!
Deja que tus heridas salgan a la luz, y hazlo tú también con ellas. Sólo así serás una de las primeras en sentir la brisa, ya más fresca y reparadora, del otoño. ¿Que en otoño caen las hojas?... Pues que caigan y que cubran el asfalto gris de la ciudad. ¿Que se hace antes de noche? Pues aprovéchala también.
Ánimos, Mary!