Francia tardará aún varios días en recuperar la normalidad. Pero, ¿de qué normalidad hablan? ¿La del conformismo, la de la desidia y el desencanto, quizás? Nadie es normal, aunque la masa nos iguale. Mientras, aquí el nuevo hombre fuerte del país, recuperado para dar una brizna de solvencia a un Gobierno demasiado zarandeado por la realidad, reconoce que han venido para dar confianza. Yo, desconfiada siempre por naturaleza, no me fío ya de nadie, y menos de quienes están expresamente para dar confianza, señal de que hay motivo sobre qué desconfiar. Mi bola de cristal está negra como el futuro y nada vislumbro más allá de la reforma laboral. Sólo algo de la normalidad de la que habla Sarkozy...
Aquí, ahora, aparentando normalidad para dar confianza y, mientras disimulo, recuerdo algo llamado música...
(Aquí donde estoy ni escuchar el vídeo puedo. Espero que sea lo que creo que es...)
65 y coleando
Hace 4 años