martes, 22 de junio de 2010

Brote verde busca empleo

Hace unas semanas, mi terraza hubiera hecho las delicias de la familia Adams. Tras el experimento empírico que vengo llevando a cabo desde hace unos días, consistente en regar la variopinta mezcla de plantas que la habitan, he notado que no siempre se puede (ojo, ni se debe) agradar a todos. Sus distintas reacciones a idénticos estímulos me provocan curiosidad. A igual cantidad y calidad de agua, se debaten entre el estallido de brotes verdes y el completo ahogo en sus propias miserias. Curioso. Aunque eso no quiere decir nada, la realidad devuelve las cosas a su justa medida y la situación puede volver a entrar en pánico o revivir como por arte de birlibirloque. Los brotes verdes que crecen a pocos metros de donde desayuno, y que se anunciaban a bombo y platillo (todo muy verbenero) hace unos meses, se han quedado en paro y ahora se reciclan en desdibujada reforma laboral (antes impensable, ahora indispensable). Un café para todos, pero con más azúcar para unos pocos que ostentan el poder económico y que manejan y cortan los hilos. Una vez consigan su bienestar y paz interior, seguros de sí mismos y seguros de que van a poder deshacerse de sus empleados con la ley en la mano sin muchas explicaciones, ¿compartirán esa algarabía interior generando nuevo empleo? Me temo que el primer baño del verano nos va a traer un descomunal corte de digestión. Me lo ha adelantado un brote verde esta mañana. Cuando me he acercado a él, he visto que era una mala hierba creciendo feliz. La vida se abre camino… aunque sea la de los dinosaurios de turno o la de las malas hierbas.

3 comentarios:

  1. Es cierto que cuando sales a tu balconcito piensas: ¡Qué bonitos brotes verdes asoman tras esta primavera hivernal!. Parece que no tienen muchas ganas de salir de su letargo y quieren esconderse bajo tierra al igual que las avestruces entierran sus cabezas por el miedo. Quizás esos brotes estén aterrados ante la posibilidad de un corto pero intenso verano lleno de falsos y radiantes rayos de sol que harán que crezcan hermosos y lozanos y sobretodo, seguros de sí mismos. Cuando pletóricos de fuerzas se manifiesten con todo su colorido en forma de pétalos o majestuosas hojas, seguro que llegará el pulgón, la mosca blanca o una simple granizada que deslucirá esa fachada hasta que esos iniciales brotes verdes, agotados, iniciarán su proceso de autodestrucción preparándose para el implacable invierno, que podría durar este año, el próximo y el de más allá. ¿Dónde estarán aquellos brotes verdes en las próximas estaciones... y aquella ilusión de crecer?. Besos, guapa.

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  2. Anónimo10:31:00

    no dejas de sorprenderme con esa facilidad tuya a la hora de plasar el mas variopinto tema dandole el toque de humor inteligente que te caracteriza (....a veces! :D).
    Yo, a menudo, intento que mi alma sea el reflejo de mi terraza, que no a la inversa.

    Galletitas

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  3. Bueno, ya sabes...: Arguiñano a mediodía me está haciendo mucho daño en cuanto a humor se refiere... (por cierto, que tengo nuevos chistes!!jeje). Xesco, acuérdate de la cochinilla también, igual de puñetera (o más!) que el pulgón. Con esos nombres, qué esperas... Será cuestión de plantar cactus, pero algo hay que plantar!

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