Photoshop, ese programa de retoque de imágenes tan socorrido en las revistas de corazón y decoración (que muchas veces ni una cosa ni otra), bien podría aplicarse también al día a día. Que no te gusta tu lugar de trabajo, añade unas palmeras recién sacadas de arenas seychelles, que no te gusta tu lugar de desempleo, pega los Alpes silueteados, la subida del IVA (mañana!) quedaría mejor con unos precios también desdibujados a la baja sobre una máscara de retoque verde marino. Si tampoco te gusta la subida del gas natural (prevista también para julio), pon una cascada del río Víctoria en tu baño y disfruta... Vivir en la mentira no es tan malo como lo pintan y tiene sus ventajas: entre ellas, saber que te mueves en tierras movedizas, con caminos que cambian aleatoriamente de sentido, en la certeza de que nada es lo que parece. Esto evita sobresaltos y es mejor que caer en la trampa de la manipulación y los intereses creados que rigen buena parte de lo que vemos, oímos, sentimos y decidimos día a día.
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