jueves, 30 de septiembre de 2010

Un balance general más de la huelga parcial

La ejemplar huelga semigeneral de ayer no pasará a la historia del sindicalismo como una fecha para el recuerdo o el orgullo, ni glosará ninguna hazaña que los viejos sindicalistas puedan contar a sus nietos.

Edificio Banesto 'okupado'  (Foto: EP)
La reprimenda de los sindicatos al hijo predilecto, ahora descarriado del buen camino de la izquierda por las malas compañías, empezó con la boca pequeña y así acabó. Quienes secundaron la huelga por dignidad, por su futuro, para dormir tranquilos, lo hicieron con la misma arruga en el alma que quienes decidieron ir a trabajar, amargados unos y otros por una situación de no retorno al fin y al cabo. 

   Ayer no nos jugábamos a una carta la pérdida de derechos sociales, esos que se tardaron un siglo en conseguir a base de lucha y sacrificio. Sí, sí, aquéllos. No. La sociedad del bienestar se diluye poco a poco, sin aspavientos, como se resquebraja el hielo de la Antártida, apenas unos crujidos puntuales de los palos de una baraja marcada desde la primera partida. Gota malaya que se pierde por el entresijo de desagües de bancos y edificios públicos hasta acabar convertida en agua de cloaca.

   Barcelona, que gusta tanto de los grandes fastos, recuperó la gloria de principios de lo 90 con unos improvisados Juegos Olímpicos antisistema. Así que aprovechando la manifestación contra la reforma laboral, se procedió a desokupar a los atrincherados en el edificio de Banesto desde el fin de semana. Carreras de fondo, cien metros lisos, salto de obstáculos, lanzamiento de vidrio, tiro al plato, quema de contenedor... Panem et circenses 2.0. Al final, resulta que sólo querían vivir en una finca regia y vestir ropa cara. Nada que objetar: todos tenemos nuestras contradicciones y eso nos hace encantadores. Somos humanos, no máquinas programadas exclusivamente para la protesta.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

29-S

Representantes de CC OO, y servidora,
en la cima del Teide hace diez días
Y mientras, aquí abajo, Forges
lo explica muy bien hoy en El País

martes, 28 de septiembre de 2010

Realidad y zapatos, entrando con calzador

Releo capítulos sueltos de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks, un neurólogo inglés que plasma a lo largo de 300 páginas historias de sus pacientes “cuyas vidas y periplos tienen el don de lo fabuloso” y cuyos territorios se hallan entre el hecho real y la fábula mientras luchan por mantener su identidad en situaciones adversas.

   El capítulo que da título al libro describe un trastorno llamado agnosia visual. Un distinguido músico, profesor de una escuela de música, empezó a no reconocer caras o a dar palmaditas a parquímetros creyéndolos alguno de sus alumnos. No había demencia, la vista era perfecta y registraba correctamente los datos, pero... no miraba ni entendía lo que veía como un todo. Confabulaba rasgos inexistentes y se perdía si no había pistas obvias. Un día, tras la consulta con el neurólogo, el profesor de música empezó a buscar su sombrero. Extendió la mano y cogió a su esposa por la cabeza intentando ponérsela. Ella –cuenta Sacks– parecía habituada a aquellas confusiones.

   Muchas veces yo también confundo la realidad, pero con un zapato. Según pasan los años, vamos teniendo diferentes realidades, cada vez más grises, marrones y negras y con números más altos. Ahora, mi realidad está teñida de neutros oscuros, muy prácticos para combinar, pero tristes. Cuando la realidad aprieta y roza, provoca heridas que, si no se remedia, endurecen formando dolientes callos insensibles al tacto. Así, el zapato-realidad curte con el tiempo esos tiernos y pequeños apéndices de cuando éramos niños y que habían de ser los encargados de llevarnos allá donde quisiéramos. Los pies, en contacto directo con una realidad demasiado dura o de mala calidad, se deforman y, al final, duelen tanto que no queremos ir ya a ningún otro sitio y sólo nos sentimos a gusto en zapatillas de estar por casa.

   Mañana iré descalza todo el día porque las realidades que guardo en el zapatero me hacen daño y me impedirían llegar allá donde quiero estar.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Mensajeros

Ráfagas blancas sobre fondo azul desdibujan el orden natural. Son estelas de los mensajeros que atraviesan hoy los cielos a toda velocidad, creando polígonos caprichosos que pronto desvanecerá el viento. Uno de estos mensajeros viaja al Vaticano para concertar un encuentro con su jefe, penitente excluido de la agenda pontificia el 6 y 7 de noviembre por no ser temeroso de Dios. Las crónicas de este tiempo hablarán de hombres que, sin derramar una gota de sangre, acabaron con muchas vidas y luego, sin consuelo posible, suplicaron un castigo pero ninguno de los que pudiera ser infligido por otro hombre les liberó de su remordimiento. De ahí que necesitaran encuentros periódicos con el representante de Dios en la Tierra.

   También los mensajeros de la Iglesia salen del logo y aletean ante sus feligreses llamándoles a salir de nuevo a las calles dentro de 48 horas, esta vez en “protesta justa”, exhibiendo lazos blancos clavados en la solapa para no confundirse entre los hombres y mujeres que, aunque también en protesta justa, perdieron la fe hace tiempo.

   El 29-S, entre proclamas, gritos y consignas de rima fácil, tocarán a rebato las trompetas del arcángel Miguel, dado que es su día en el santoral al igual que el de San Gabriel, encargado de transmitir el mensaje de rabia a quien corresponda hasta que los ecos se pierdan en los despachos enmoquetados del cielo. Quizás los sindicatos tuvieron en cuenta la fecha más de lo que parece a simple vista para una huelga ejemplar en proceso de beatificación.

“En cuanto a él, no le quería nadie; todos le huían. Acabaron incluso por odiarlo. ¿Por qué? Lo ignoraba. Unos malhechores cien veces más culpables que él lo despreciaban, se le burlaban: su crimen era objeto de los mayores sarcasmos.
– ¡Tú eres un señorito! –le decían–. ¿Cómo es que asesinaste a hachazos? Eso no son cosas de gente fina.”
Crimen y Castigo. Fiodor Dostoyevski.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Un cuento para despertar

Apenas quedan tres meses para el invierno...

Y las brasas de esta huelga general, tan civilizada, tan pactada, tan ejemplar y contenida, de servicios mínimos, poco calentarán a estas cigarras expulsadas del paraíso de la modernidad.

Mientras tanto, feliz domingo.

La cigarra y la hormiga

sábado, 25 de septiembre de 2010

En defensa propia



Los presupuestos para 2011 se han saldado con el primer estornudo de la estación. Seguramente he desarrollado un mecanismo aleatorio de alergia a la confusión. Aunque nada como una buena sacudida a 160 kilómetros por hora para expulsar del organismo números y porcentajes, grandes cifras para la historia en definitiva que ensalzan la miseria y la austeridad a paradigmas de la recuperación.
 
   El estornudo es un acto reflejo, un mecanismo de defensa del aparato respiratorio causado por la irritación de las membranas mucosas de la nariz o la garganta. A efectos prácticos ocurre que cuando llega a nuestras cavidades olfativas el inconfundible, por conocido, olor a chamusquina o nos resistimos a tragar según qué, nos empezamos a ahogar y el organismo responde con un imprevisto y contundente estornudo, alegando defensa propia.

   Imposible mantener los ojos abiertos al estornudar: los nervios que controlan la nariz y los ojos están conectados y el estímulo en uno de ellos incide de forma directa en el otro. Esto explicaría por qué, cuando vemos según qué cosas, estornudamos sin remisión, ya de puros nervios. Yo ya he empezado.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Un buen asiento en patera

Patera cerca de las costas de Tarifa (Foto: Efe)
Corea del Sur acaba de hacer pública su invitación a España para que asista a la próxima reunión del G-20, que se celebrará en Seúl el 11 y 12 de noviembre. Es la quinta vez que va como invitada  a este encuentro, que reúne los 20 países más industrializados del mundo y emergentes. Junto a España también han sido invitados Etiopía y Malawi "para reforzar la representación de la región africana". El colorido, que tanto gusta en estas reuniones internacionales, queda asegurado.

   Hace dos años, en Washington, Bush obvió a España de la agenda de esta cita internacional. Entonces, Sarkozy, el francés charmant de amplia proyección internacional, cedió a España uno de los dos asientos que le correspondían, como presidente de turno de la Unión Europea, miembro del G-8 y buen vecino.

   España, escasamente productiva y cada vez menos industrializada, va rezagada en competitividad a nivel internacional y lleva años excluida de los párrafos centrales, y recluida a los márgenes en anotaciones de última hora, en las invitaciones de estas fastuosas citas. Industrializados e influentes quizás no, pero agradecidos lo somos y mucho. Ahora Sarkozy expulsa a los gitanos rumanos de sus fronteras y se enfrenta al tótem comunitario, y España, memoria histórica en ristre, apoya y aplaude. Todo sea por un asiento junto a los grandes y para no tener que llegar en patera a las costas de los anfitriones más influyentes.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Palabras


Palabras... La palabra inunda, ahoga, encorseta, libera y compromete. Hay palabras tristes, animosas, mentirosas, de honor, de desdén, hirientes, que llenan las bocas y vacían la mente de quienes las pronuncian y escuchan. Las hay que hacen amigos y también que los matan.

   Hay palabras que buscan, que se encuentran con otras palabras distintas y discuten y a veces llegan a entenderse. Las hay que no se reconcilian nunca y optan por enquistarse o estallar. Cada momento del pasado, presente o futuro tiene sus propias palabras. En realidad, no son tantas pero si se mezclan son prácticamente infinitas y mutan según con qué otras palabras coinciden, quién las pronuncia, con qué modulación de voz, gravedad en el gesto e, incluso, según el ánimo de quién las escucha. 

   Hay palabras de honor, de traición, de desdén, juguetonas, cortantes, que llevan al suicidio y que devuelven al espíritu hambre de vida. La palabra, fuerte y flexible a la vez, nunca se rompe aunque se desgaste. Te doy mi palabra, te tomo la palabra. Moneda de cambio en fin... Palabras de amor, pero también que se clavan como agujas infectadas. Palabras que llenan las bocas y vacían las mentes, y que cuando no dicen nada a veces lo dicen todo.
   He encontrado una palabra: silencio, que me liberará de esta maraña de números que hoy lo inundan todo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

En la cueva de Alí Babá

Ayer, Rodríguez Zapatero aprovechó su estancia en Nueva York para adentrarse en la cueva de Alí Babá y, de paso, mitigar también nuestra pobreza. El presidente se reunió con la jauría de directivos de los principales bancos y fondos de inversión que provocó la chispa de este incendio incontrolado y que, posteriormente, atacó a conciencia la deuda española durante la primavera.

Zapatero, ayer en el WSJ
(Foto: Joe Fornabaio-WSJ)
   De paso, y de perdidos al río debió pensar el jefe de protocolo gubenamental, también se dejó entrevistar en la sede del Wall Street Journal, uno de los más influyentes diarios a nivel internacional y también de los más conservadores, que ha encauzado ríos de tinta azuzando la política económica de este Gobierno "socialista", como si de un nuevo Kremlim resucitado se tratara.

   Echar un vistazo a los comentarios de la entrevista en su edición digital es todo un ejercicio de humildad que contrasta con las declaraciones del presidente. Las opiniones, estilísticamente diversas, no difieren en el fondo: algunos exigen el suministro de lo que fuma o bebe nuestro presidente y otros rechazan sus tesis por político, socialista, europeo y español. "Por qué nadie le dice al emperador que va desnudo", se lamenta otro contertulio virtual, al tiempo que otro lo compara con Mr. Bean o a España con la conocida escena de la sala de juntas de El Sentido de la Vida (Monty Python). Estos americanos han superado su aura de ingenuidad y nada se creen ya. Incluso alguno arremete contra el diario por hacerse eco de esas mentiras. Qué ingratos, con lo que consumimos aquí su Coca-cola...

   Espero que George Soros, el gran especulador orgulloso de serlo con quien también se entrevistó ayer, esté hoy lo suficientemente ocupado y no lea los comentarios y, sobre todo, que no siga su máxima de “encuentra una tendencia cuya premisa sea falsa, y apuesta tu dinero contra ella”.

martes, 21 de septiembre de 2010

El fracaso del milenio

"Elefante dormido", en el jardín norte de Naciones Unidas,
cada día más simbólico de los tiempos que "no corren"


 El olvido. Este es el gran fracaso del milenio. El olvido mata de hambre, de enfermedad, de miseria, los desastres naturales olvidados continúan diezmando a los más pobres. El olvido, que no conoce de primer o tercer mundo, mató incluso el sábado a dos ancianos con demencia senil después de permanecer más de diez horas en una furgoneta en Ciempozuelos (Madrid). Nadie les echó en falta durante ese tiempo.

   No hay que olvidar que más de mil millones de personas (150 millones más que dos años antes) cada día se van a dormir con hambre, mayoritariamente niños y mujeres, según Intermon-Oxfam. Y las promesas no alimentan, ni siquiera ya la esperanza. Muchos de los mandatarios y jefes de Estado reunidos estos días en Nueva York han olvidado porqué están allí, cómo llegaron e, incluso, olvidan el futuro al poco de que se les haya pronosticado. La fórmula de la Cumbre de objetivos para el Desarrollo del Milenio tampoco ayuda mucho al recuerdo, que se ejercita con la experiencia personal y el contacto directo. Monólogos ejemplarizantes contrarreloj se suceden a lo largo de las sesiones, a razón de entre 20 y 30 minutos por barba. Los presidentes de Honduras, Serbia, Turquía, Tajikistán, Noruega... incluso Tony Blair, como guinda a tanta disparidad, tienen hoy su momento de gloria en la capital del mundo. Los responsables de Níger y República Centroafricana hablan a primera y última hora del día, respectivamente, lejos de las horas punta. Hasta en eso son pobres.
   Hagamos el esfuerzo de no olvidar que el tiempo se agota.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Coleccionistas

Carros de combate emblemáticos, piedras energéticas, casas de muñecas, dinosaurios en fascículos, coches de metal en miniatura, reclamos de la naturaleza (absurdos artilugios de madera para imitar pájaros)… Septiembre entra en los quioscos plagado de sucedáneos estereotipados de lo real. Fetichistas, compradores compulsivos o simples amantes de la ilusión comienzan curso en septiembre, pero siguen la rutina pautada de otros años. Tras la convicción de que ésta será la definitiva, lo más probable es que la colección acabe en el fondo de un cajón suficientemente profundo o, en el mejor de los casos, atrayendo polvo estático en una estantería.

   Desde hoy y hasta el próximo miércoles, los grandes coleccionistas de “Billetes del Mundo” se dan cita en la sede de Naciones Unidas, territorio neutral en el que podrán verse las más envidiables colecciones de papel. Bajo el eufemismo Objetivos de Desarrollo del Milenio, los grandes líderes mundiales podrán cambiar sus cromos repes por concesiones para explotación de recursos o edificantes contratos de quienes todavía tienen su colección a medio empezar. Éstos, a su vez, igual tienen la oportunidad de conseguir algún cromo más con los que ir salpicando los cuadros vacíos de sus desteñidos álbumes. Esta Babel de intereses y cromos, en la que las voces metálicas e impersonales de traductores oficiales sustituyen lo natural, se ubica en unos terrenos adquiridos por uno de los mayores coleccionistas de estos cromos del mundo, John D. Rockefeller quien, posteriormente y en su descargo, los donó a la ciudad para que otros pudieran también tener una colección.

Coleccionistas

domingo, 19 de septiembre de 2010

Adiós, Labordeta



Sucede el pensamiento

Este tiempo. La lluvia.
   
Nadie venía a verme por la tarde

y el corazón

opuesto a las palabras,

rendía su homenaje silencioso.

Lejos hablaba el mar, la noche.

Siempre los pasajeros
sienten terror del cielo
y nadie representa la comedia
con el tono de voz apetecido.

Seguía el agua golpeando

y nostálgicos paraguas

redimían la aurora.

Vengo del aire o nunca
decías con tus labios
y más allá, muy lejos,

respiraban los hombres su deseo.

Cada encuentro sucede

apetecido. Todos tienen temor,

es algo repentino.

Y encuentro el horizonte,

el sol guillotinado.

Nostálgico recuerdo.

Ahora y llueve digo
como amor sin palabras:

Sucede el pensamiento.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La ratonera

Haciendo equilibrios (Eva Armisén)
La Ratonera de Agatha Christie lleva 58 años representándose ininterrumpidamente en Londres. Durante todo este tiempo, se calcula que han visto la obra unos diez millones de personas. Al final de cada representación, se pedía al público que mantuviera el secreto sobre la identidad del asesino y así se ha hecho, hasta ahora, en que Wikipedia revela el final en la entrada dedicada a la obra. Agatha Christie no habría podido imaginar un final así.

   Malos tiempos para la discreción, cuando tenemos a un clic, o a una suave caricia por la pantalla, la oportunidad de exponernos y exponer a otros a la palestra, ahora también en 3D y disponible para iPhone y iPad. Wikileaks y sus investigaciones por desenmascarar al poder aparte, la fina barrera que separa el “contar la verdad y nada más que la verdad” del impudor se va desdibujando, apenas es nada. Pero no sólo en la red, también en la televisión, la prensa escrita y la radio, mentes desveladoras y desveladas han heredado lo más perverso de su hijo aventajado y se mueven en el campo del cotilleo como barracuda en ciénaga fangosa.

   Reivindico la inocencia. Quiero volver a sorprenderme ante lo inesperado y huyo como de la peste de los mesías que avanzan el futuro porque, haciéndolo, lo convierten en certeza y me roban la capacidad de reflexión y pensamiento. Me matan un poco por dentro. Conocer el final de todo esto no me hace más sabia. Al contrario, me vuelve escéptica y descreída cuando me preparo para la aventura de descubrir que el mundo no es tan insoportable como parece.

viernes, 17 de septiembre de 2010

En la hora bruja

“Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de habitantes del planeta cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día y el de las personas que padezcan hambre; igualmente, para esa misma fecha, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carezcan de acceso a agua potable o que no puedan costearlo”. Este es uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas para paliar los devastadores efectos de los acuerdos de Bretton Woods, por los que se crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que, como es sabido, han sido dos grandes impulsores del libre cambio que tanto ha dinamizado a las economías más dinamizadas ya de por sí.

   Debe ser el día... Hoy es tercera hora bruja del año, es decir, el tercer viernes de septiembre hay más volatilidad y extraños movimientos en la Bolsa y los inversores están de los nervios. En esta hora bruja, como inversora en un valor a la baja y con escasos rendimientos, la esperanza, me turban el milenio y sus objetivos, sobre todo el modo de conseguirlos cuando son los pobres de espíritu los encargados de acabar con los pobres de solemnidad. Y más aún cuando Sarko, aplicado alumno del libre mercado y del savoir faire internacional, ya ha empezado en sus lares. Me inquieta aún más si visualizo sus medidas arriesgadas en otras tierras sin liberté, igualité y fraternité.

   Sarko ya tiene casi listo su nuevo aparato de propaganda de altos vuelos. Se trata del Air Sarko One, un Airbus A330 adaptado con dormitorio, despacho, sala de reuniones, capacidad para 60 pasajeros y una autonomía de 12.000 kilómetros, que le permitirá llegar sin repostar hasta, por ejemplo, las inmediaciones de Pekín. El ministerio de Defensa francés se ha apresurado a desmentir que el avión vaya a disponer de horno para pizzas (sic), seguramente para acallar las malas lenguas.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Invisibles

 “Cuando pensábamos que éramos ricos”… Aquellos días, nuestras miradas se cruzaban furtivamente en las calles con las de otros, también ricos como nosotros, y desprendían un brillo imperceptible, una complicidad asumida colectivamente entre desconocidos. Cuando pensábamos que éramos ricos, las dependientas lo intuían y venían a nosotros solícitas para ayudarnos. Pero en aquellos días no las necesitábamos, aunque devolvíamos el saludo amablemente, con la condescendencia de la que sólo los ricos son capaces. En las cafeterías, en las terrazas, en los colmados… éramos fuente de ingresos, pero no nos importaba que sólo nos quisieran por nuestro dinero. Pensábamos que éramos ricos y aquello era sólo un efecto colateral, totalmente justificado por otra parte. Consumíamos y nuestro ego crecía día a día al mismo ritmo que la cuenta de resultados de esos mismos comercios, de constructoras, prestadores de servicios, fabricantes de ropa, vendedores de muebles y concesionarios.
   La locura nos arrastró a todos. Mientras pensábamos que éramos ricos, complacidos con lo que nos rodeaba y encantados de habernos conocido, no alcanzamos a ver, tan alto como estábamos, que los cimientos sobre los que nos sosteníamos eran de arcilla.
   No se sabe quién tuvo la culpa, pero todo aquello se desmoronó. Y los edificios de oficinas, los rascacielos y los adosados que construimos para poder ampliar nuestra mentira y como segunda vivienda porque tanto gozo ya no nos cabía en casa, ahora están vacíos, tanto como nuestros bolsillos. Ahora, por las calles deambulamos como zombies con la mirada extraviada, esquivamos los escaparates, los puestos ambulantes de flores y las miradas vacías también de otros zombies como nosotros, cada uno consumido en las llamas de un infierno particular. Las bolsas de papel que antes envolvían regalos y caprichos ahora cuelgan cada día más arrugadas de nuestro brazo, disimulando fiambreras de cierre hermético con comida fría. Ya ni nos vemos.
Imagen: Torre Lúgano (Benidorm), publicitada en la web de Bancaja Habitat bajo el slogan "Aspira a lo más alto".

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Marasmo

Hay días en que te pilla el toro y no hay nada que hacer. Desde primera hora de la mañana, he desplegado mi innata y prácticamente infinita capacidad para la dispersión y así sigo. Este, que es un dato importante para conocer la razón de por qué empecé y sigo escribiendo este blog, me ha imposibilitado esta mañana para escribir algo coherente. Tampoco me han ayudado los titulares, ni grandes ni pequeños, todos demasiado manidos ya.
   Nada nuevo en el horizonte.: Zapatero rechaza nuevas líneas de crédito a los ayuntamientos, los preparativos del 29-N siguen viento en popa con todo el "respeto" del presidente, aumenta la tensión dialéctica en el rifi-rafe entre Francia y la UE, nuevas muertes en Afghanistán y, lo que me ha parecido más sospechoso con vistas a un futuro próximo, si es que existe: la velada amenaza de Emilio Botín, presidente del Santander, frente a un posible impuesto a la banca. Dice Botín que retrasará la recuperación, lo que se traduce, a mi modesto parecer,  en que la banca retraerá aún más si cabe el crédito a empresas y particulares.
   Olvidado el slogan publicitario que tanto bien hizo al turismo y al consumo en su día de que El cliente siempre tiene la razón, ¿con qué armas contamos cuando las entidades financieras tienen el mango por la sartén? Sólo podemos esperar que el 29-N haga un tiempo suficientemente bueno para un reivindicativo paseo y no lleguemos a casa calados hasta los huesos.

martes, 14 de septiembre de 2010

Gotas

Un instante apenas y todo habrá acabado. En la verja electrificada, cada gota de agua es vida todavía. Insignificante dueña de su historia particular. Cuando el sol se levante será demasiado tarde y todas y cada una de ellas acatarán la ley y caerán al vacío. Lluvia ácida, lágrimas amargas de esta frontera artificial que corta el paisaje y nos separa del deseo. Dentro de una de estas pequeñas gotas, Diva Divina se ha enamorado del hombre bala... pero él no lo sabe.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Minados

En tiempos civilizados y políticamente correctos, las guerras y las crisis suelen acabar por decreto con un amplio comunicado difundido a escala planetaria. Es algo que gusta de escuchar en este primer mundo, pero el mensaje no siempre llega a las trincheras.

   Los ejércitos, replegados ya en sus cuarteles generales a la espera de nuevas órdenes, a veces no se van nunca. Como las crisis. Se calcula que, actualmente, hay unos 110 millones de minas antipersona y, cada año, se instalan 2,5 millones más. Combinando materiales, formas y componentes, hay 7.000 tipos diferentes de explosivos, tantos o más que modalidades de crisis. Con las actuales herramientas de desminado humanitario se tardarían 400 años en acabar con todas ellas, siempre y cuando no se plantara ni una más. Las crisis tampoco terminan cuando el PIB deja de caer y flambea ligeramente al alza, aunque nadie es capaz de imaginar cuatro siglos de crisis y oscurantismo. No..., la historia hará una excepción y no se repetirá esta vez.
 
   Colocar una mina es relativamente fácil: cualquier idiota puede hacerlo. Hacer saltar la chispa e iniciar una crisis ha quedado claro que también. Además, colocar una mina cuesta algo así como un euro, lo mismo que una llamada de pánico a Wall Street sin tarifa plana. Para extraer la mina, el coste se multiplica por mil porque, cuando se encuentra una (descartados los falsos positivos como latas o chapas), ha de inhabilitarse una extensión sospechosa similar a 20 hectáreas, en la que no podrán construirse carreteras, fábricas, casas, ni sembrar,… y la recuperación puede eternizarse. Detectado un banco, sociedad de inversiones o agencia de valores con problemas, el resto entra en cuarentena bajo la mirada escrutadora de los mercados y opta por la retirada (del crédito).

   La consecuencia es similar en ambos casos: trabajadores desplazados de sus hogares que han perdido sus empleos en una tierra baldía y cementerio macabro, huida de la inversión, caída de la riqueza del país… Hasta que no se recupere el terreno, nada que hacer. Como en las crisis, en las que hasta que no desaparezcan las minas interiores que nos han sembrado y nos impiden recuperar la dignidad perdida, no nos creeremos que esto ha acabado.

domingo, 12 de septiembre de 2010

A medio gas

Extraño septiembre éste, a medio gas con la resaca todavía reciente de las vacaciones. Un septiembre enquistado en ese bajo tono muscular propio de sociedades opulentas que abandonaron la lucha hace tiempo.

   Cientos de carteles anunciaron el desastre, que se extendía como un clamor por todas y cada una de sus arterias. Sólo había que leerlos, pero se hizo sin convicción, tan acostumbrados como estamos a la desgracia ajena (la propia siempre nos pilla de improviso). Se alquila, Se vende, Liquidación por cierre, Oferta de stocks en el interior, Volvemos a las cinco, disculpen las molestias, Compramos oro..., mensajes en una botella de vino rancio en ciudades al borde del cierre definitivo por defunción.

   Ahora, la sociedad de la opulencia, sin tensión apenas, es vapuleada por el anabolizado mercado feroz que mantiene su musculatura más desarrollada que antes si cabe. En su lento despertar, la fondona sociedad en que nos hemos convertido se ve obligada a rebuscar en su egoteca una tabla de ejercicios que le haga recuperar el vigor antes de que se distorsione la postura del esqueleto y provoque extrañas desviaciones articulares. Ahora que está claro que competimos en peso pluma, sólo hay que tensar lo que queda de la musculatura y concentrarse en no tirar la toalla antes de que empiece el asalto.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Banderas

Mi bandera
El 11-S, nuestro 11-S, la Diada, me ha pillado con el paso cambiado. Las tripas de la nevera no paran de ronronear y, definitivamente, hoy vivo en una viñeta de Carpanta. No tenía previsto que estuviera todo cerrado y calculé mal los víveres, así que ésta de la imagen es la que quiero que sea mi bandera.
Hoy, por ser hoy, algunos vecinos de enfrente han sacado la senyera a tomar el fresco. Pero desde que la excelsa selección ganara el Mundial de fútbol, una enorme bandera rojigualda ondea enfrente en una pequeña casa a pocos metros, con mástil instalado para la ocasión incluido. Y ahí sigue, más desteñida pero igual de desafiante. Las dos con los mismos colores. Es simple cuestión de gruesos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Viernes

(Foto: B. Pérez)
Durante el paseo matutino por mis nuevas posesiones ha ocurrido un hecho extraordinario. Un fulgor apenas que se ha abierto paso entre la espesura y me ha cegado por un momento. Excitada, he cogido aquel pequeño objeto que había reflejado la luz del sol y, con sumo cuidado, me he apresurado a volver a mi destartalado campamento base en esta isla desierta a la que llegué procedente de ninguna parte.
   Play. Mi descubrimiento, un maltrecho magnetófono, me ha traído una voz magníficamente modulada, interrumpida por pulcros silencios. Parece amiga. Junto a ella, diferencio otras voces: tres mujeres y un hombre, que salpican su discurso con preguntas amables en riguroso turno. La voz, ajena a ellos y a sus preocupaciones terrenales, parece pertenecer a alguien con buenas intenciones, que se ha marcado la tarea de arreglar una situación de no retorno. Están condenados a no entenderse porque hablan lenguajes diferentes. Los náufragos, con el tiempo, nos volvemos ausentes. La voz pronuncia palabras como huelga general, ajuste, derecho al trabajo, reforma laboral, estabilidad, China, responsabilidad, Japón… y, entre sus silencios, también pide tiempo.
   Intuyo que el dueño de esta voz estuvo aquí antes que yo y que los otros cuatro interrogadores llegaron para hablar con él, pero no supieron cómo y volvieron a tierra firme. Eso explicaría los restos de un viejo naufragio que descansan en la arena. Él llegó a tierra, pero su discurso se quedó para siempre debatiéndose en un mar turbulento y se volvió ajeno para los demás. No sé quién es ni dónde puede estar ahora, pero he decidido que será mi nuevo amigo aquí, en esta isla desierta que llamaré soledad. A él le llamaré viernes. Hoy es viernes.

jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Por qué lo llaman reforma cuando quieren decir sexo?

El Gobierno acaba de aprobar la reforma laboral. Se abre así un nuevo mundo de posibilidades, hasta ahora inexplorado, para que economistas, responsables de recursos humanos y abogados de empresa, entre otras profesiones de futuro, inicien el camino de la tangente y eludan necesarios cambios de rumbo. “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, decían los romanos. Siglos más tarde, nuestros patricios remasterizan el concepto: Si quieres empleo, prepárate para el despido. Arde Roma. Porque con la reforma, nos jodemos todos: erradican el sexo de las carreteras comarcales y lugares públicos y lo reubican en la letra pequeña del BOE.

   Coincidiendo sospechosamente en el tiempo con esta sexy poción mágica que nos hará más fuertes, dosificada a puñados por aprendices de brujo, aparece el Informe de Competitividad Global, elaborado por el Foro Económico Mundial, que no es más que un grupo de economistas coordinados por Xavier Sala i Martín, declarado amigo de Esperanza Aguirre, fervoroso defensor del libre mercado y conocido daltónico a la hora de elegir chaqueta en los eventos del Barça. El estudio confirma que España sigue su inagotable escalada hacia las más altas cotas de la miseria y se coloca en el puesto 42 de 139 países, con 4,49 puntos, inmediatamente detrás de Puerto Rico y por delante de Barbados. Por supuesto, el informe destaca “la alta inflexibilidad del mercado laboral” como una de las causas de la caída. El caribeño puesto, nueve menos que el año pasado, tiene en cuenta el tamaño del mercado, la política económica, las infraestructuras, la inversión en innovación o el mercado laboral.

   Nada se dice en el sesudo informe de Bhután, un pequeño país entre las montañas del Himalaya, donde los designios se rigen por el índice de Felicidad Nacional Bruta (FNB). Ajeno al libre mercado (sólo exporta una pequeña parte de su inagotable energía hidráulica a sus vecinos India y China para preservar sus recursos naturales), Buthan crece el 8,5% anual gracias a un turismo exclusivo (propiciado por un control férreo de las entradas al país) y a sus reservas naturales. Hace un año, saltó la alarma porque la tala de árboles jóvenes para colocar banderas de oración estaba haciendo mella en la Felicidad Nacional Bruta. La alternativa ha sido sembrar bambú. Los bhutaneses, allá en el Himalaya, no tienen motivos para ser infelices...  A nosotros, aquí en este Caribe con tantos árboles quemados...

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Fuego cruzado

(1) "Calumnia, que algo queda"
Desde mi ventana, esta mañana veo lenguas de fuego (1) que avanzan desde la cima de la montaña hasta las casas del valle. Los lugareños han preferido quedarse dentro de los gruesos muros de sus casas y ver el magnífico juego de fuegos artificiales desde sus pantallas planas.
(2) El sábado 11-S arderán Coranes
(3) ¡Balance de blancos!
      Algunos habían  pensado en huir durante la madrugada, aunque al final desistieron de la idea porque no sabían adónde. Mejor en casa... Cinco de los focos que siguen activos desde la noche anterior prácticamente rodean ahora esta pequeña aldea global y salir al exterior es un suicidio. Fuego purificador y fuego directamente venido de los infiernos. Y rezan con los ojos puestos en el televisor (2).
(4) En horas valle
   Todas las cadenas generalistas han enviado unidades especiales a cubrir el evento y los periodistas, también envueltos en las llamas informativas, se empujan en busca del mejor plano en ese fuego cruzado. "¡Ahí llega. Corre, a por él! ¿Lo tienes?" (3). Según las primeras hipótesis, el número de focos empezó al mismo tiempo, por lo que no se descarta que haya sido un incendio intencionado. Al fin y al cabo, tierras baldías de vegetación autóctona y matorrales que el fuego limpia y transforma en una codiciada ladera con vistas al valle (4).

martes, 7 de septiembre de 2010

El mercader de Venecia 2.0

¿No tenemos ojos los ciudadanos? ¿No tenemos manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No comemos lo mismo? ¿No nos afecta la subida de los precios? ¿No nos hieren las mismas armas, no sufrimos las mismas dolencias y nos curan los mismos remedios? ¿No nos afecta el IVA? ¿No hemos reducido beneficios también nosotros con la recesión? ¿No sufrimos en invierno y en verano el mismo frío y el mismo calor que los banqueros y los altos funcionarios?
   Si conseguimos un empleo, ¿no trabajamos duro? Y si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos lleváis al límite, ¿no nos extenuamos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no reímos? Si nos subís los intereses de los créditos o nos negáis los préstamos, ¿no nos ahogamos? Si nos mentís, ¿no os creemos? Si nos envenenáis, ¿no perecemos?
   Y si nos ofendéis, acaso no vamos a vengarnos? Si en todo lo demás somos iguales, también en eso lo seremos.
(Versión libre y adaptada a los tiempos de El Mercader de Venecia. William Shakespeare)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lastre


Lunes. Se acabaron las excusas. Empiezo curso escolar en solitario con deberes pendientes, como cada septiembre. Tengo una fe ciega en mi capacidad de trabajo y es precisamente esa seguridad la que me hace confiar en la recompensa que seguirá a mi esfuerzo de última hora. ¿Se avecina un nuevo fracaso? En realidad, no hay fracaso posible cuando yo misma soy víctima, juez y parte. Siempre gano y siempre pierdo.

   Se impone limpiar las legañas empezando por mi piso, un solitario puesto de trabajo sin jefes, ni horarios, ni objetivos que no cumplir ni tiempo para el desayuno o la comida. El sol ha dado conmigo y, ya alto, por encima del bloque de enfrente, me recrimina que llego tarde a la entrega de un encargo. Último estertor del verano que agoniza. Bajo la persiana y sigo en la penumbra. Sin sol no habrá tampoco sombras y aún es temprano.

   El polvo se ha acumulado en las estanterías, las alfombras son un pálido reflejo de lo que fueron y montañas de papeles y libros, alineados por la psicópata en que me he convertido, me arrastran al fondo y me impiden abrir las ventanas de par en par para que corra el aire. Es preciso echar lastre y empezar a navegar en este mar de dudas en que me encuentro en busca de un sentido a todo esto.

   Todavía no he soltado amarras, lo que se traduce en que cada mañana escucho la radio y ojeo los diarios en su versión digital, cada día restando unas centésimas de interés. ¿Slow movement? ¿desafección? Eso será otro post. Pero hoy veo extraño este septiembre lleno de anuncios, al que todos han esperado para hacerse con un espacio en el Olimpo de los titulares precisamente cuando la competencia es más atroz. Vuelve la tensión en forma de comunicado como catarsis y liberación de lo que ha estado cociéndose durante el tórrido verano. Alea jacta est. La radio no calla. Voy a escuchar a Celestino Corbacho “a ver qué cuenta de la crisis” (sic).

domingo, 5 de septiembre de 2010

La nada

La nada que todo lo invade ha crecido de forma exponencial y se ha multiplicado con cada mentira, con cada mirada esquiva, con cada ladear de cabeza que enseñaba la otra mejilla, la del desinterés. Todo empezó muy lejos de aquí. Nació como una insignificante mota de polvo y bastó con una leve desviación de la mirada hacia nuestro ombligo para alimentarla. Lo llaman criterio de proximidad.
    Alentada por el vacío, la ignorancia y el olvido, la nada se hizo cada vez más grande, creó un ejército silencioso de ninguneos y empezó a andar mientras su volumen seguía creciendo. Ahora, la nada lo invade todo también aquí y ya es imposible volver la vista como hacíamos antes. Sólo nos queda un ridículo muñón en el centro del tronco, justo unos centímetros por debajo de la nada.
   La primera información que tuvimos fue en televisión, primero en blanco y negro y luego en color. Dentro de poco, podremos verla en tres dimensiones y nuestro comedor se poblará de unos muertos por hambre junto a nosotros en el sofá, un atentado suicida sobre el aparador, unos expatriados sobre la mesa de centro, una protesta entre las patas de las sillas, ataques puntuales en la cocina,... Nadie nos asegura que cambiando de canal, la nada se vaya a ir. Porque, ahora que lo invade todo, puede que se sienta cómoda entre nosotros y se quede durante un tiempo.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Con Dios

 La NASA toma el relevo...


Génesis
1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 

1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 

1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Sin Dios



En este país de las sombras, tierra yerma donde nada crece y cualquier atisbo de vida se abrasa bajo el sol, la noticia se extendió como un desgarro sobre una tela vieja. Tal fue su fuerza, que resquebrajó sus confines y el eco devolvió el grito más clamoroso todavía. Dios no existe, no existe, no existe…  El anuncio rompió las barreras de seguridad del puesto de mando que rige los destinos en el país de las sombras. Rebotó en mesas, en suelos y en paredes insonorizadas y las alarmas se unieron al ruido metálico.
   Dios mantenía el orden de las cosas. Antes de Él, la humanidad había vivido en armonía con esa naturaleza indómita a la que rendía admiración y cuidado extremo. Ella, madre protectora, dio cobijo en sus cuevas cuando llovió y abrigo cuando hizo frío. 
   Cubiertas las necesidades básicas, la humanidad se llenó de complejidades y complejos y las almas empezaron a sufrir buscando un sentido a su existencia. Nació así la idea de un Ente sobrenatural por encima del bien y del mal que, en un alarde de egocentrismo, resultó que había creado al ser humano a su imagen y semejanza. Instalado en este pedestal, el hombre se sintió superior al resto de lo creado y subyugó a la naturaleza, cortando sus árboles, matando sus fieras y abriendo sus entrañas en busca de riquezas. Dios, padre benévolo, perdonaba abriendo las puertas de un cielo ideal o castigaba al fuego eterno en crueldad ilimitada, al tiempo que escribía los destinos de cada criatura.
   Ahora, en el país de las sombras, libre de sus cadenas, huérfano y vulnerable como le hizo aquel Dios, el hombre deberá recuperar su conciencia atrofiada por siglos de divino perdón. Urge ejercitarla para que impulse la flacidez de pensamiento y obra en que se asentó durante miles de años. Para iniciar el movimiento, antes habrá que calentar y remover bien esas conciencias.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La mujer sincopada

Y yo que juraría que mira a cámara en una comprometida sonrisa durante un inoportuno pisotón en el juanete... La próxima mesa de negociación, sin mantel: habrá que averiguar qué hay debajo de todo esto. Si se reúnen cada 15 días para seguir las conversaciones de paz, también hay que averiguar qué harán los restantes 14 días. (Foto: AP)
Sincopado, da.
(Del part. de sincopar).
1. adj. Mús. Dicho de una nota: Que se halla entre dos o más de menos valor, pero que juntas valen tanto como ella. Toda sucesión de notas sincopadas toma un movimiento contrario al orden natural, es decir, va a contratiempo.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sum, ergo cogito

El Pensador, de Rodin
“Si pones a pensar a un grupo de personas el 95% del tiempo, al final del día sólo se les habrán ocurrido tonterías”. Esta frase defiende el trabajo continuo como base para la aparición de ideas innovadoras. Llevo pensando en ella hace días y en qué habría pasado si nadie hubiera pensado. Efectivamente, sólo se me han ocurrido tonterías, que paso a exponer:

 Tontería 1: La rueda, sin ir más lejos, sería ciencia ficción. La humanidad habría llevado sus trastos de un lado para otro a peso o en complicados sistemas deslizantes que habrían fatigado al más animoso, con lo que la colonización de nuevas tierras o las locas carreras tras los ñus, cámara en mano, en un safari por Kenia (tierra colonizada) habrían resultado bastante engorrosas y sin mucho sentido.
  •  Tontería 1.01: Si nadie hubiera pensado en dominar nuevos territorios, todavía quedarían paraísos.
    •    Tontería 1.02: Si nadie hubiera pensado en inmortalizar una imagen fija, no existirían las cámaras de fotografía.
    •    Tontería 1.03: Si nadie hubiera pensado en los ñus, éstos vivirían felices en la sabana.
     Tontería 2: El papel. En el momento que alguien pensó que lo que decía su vecino o él mismo estaba muy bien y merecía permanecer en el tiempo, a falta de cámara fotográfica, se puso a picarlo en una piedra. No existía el préstamo entonces y las bibliotecas habrían semejado cementeras. Más adelante, alguien pensó en una superficie más bien plana, clara y más llevadera sobre la que dibujar símbolos que significaran palabras. Y nació así la escritura que hoy conocemos, con su pluma, su tinta y su tintero.
    •    Tontería 2.01: Si nadie hubiera pensado que aquello escrito no era correcto, no habría habido guerras, ni odios, ni malentendidos.
    •    Tontería 2.02: Miles de años más tarde alguien pensó que estaría bien que el papel fuera, por qué no, de colores
         Otras tonterías derivadas de esa capacidad innata para el pensamiento de que ha hecho gala la humanidad son la electricidad (con todo lo que conlleva en cuanto a comodidades en el hogar y en las cafeterías), el paraguas (tras pensar que estaría mejor no mojarse y antes de pensar en fibras sintéticas), el sacapuntas (ligado al papel y la escritura), el botón, la cama o la mismísima Internet. El fuego quedaría fuera de esta categoría, ya que fue fortuito y sólo dio que pensar sobre cómo mantenerlo siempre vivo.
      Pienso que esto ya es demasiado largo.
      Seguimos pensando en nuevos desarrollos y en nuevas tonterías que den que pensar. Disculpen las molestias.