miércoles, 27 de octubre de 2010

Nos hemos ido a WordPress

Hemos hecho las maletas y nos hemos llevado todas nuestras cosas: entradas, comentarios, decoración, feeds...

No queremos dejar atrás a los amigos. Así que, a partir de ahora, la nueva dirección del blog es: http://desestresandoamary.wordpress.com

Os espero.

martes, 26 de octubre de 2010

La gran evasión

Sede del HSBC en Ginebra (Foto: Efe)
Todo comenzó no se sabe bien cuándo, pero algo tuvo que ver con la libre circulación de capitales. Esa fluidez, que en principio debía convertirse en fuente y distribución de riqueza, mutó a fraude fiscal en el momento que dichos capitales dejaron de fluir para asentarse en la caja fuerte de un banco, preferiblemente de un paraíso fiscal y más preferiblemente aún si es cercano, disfruta de estabilidad política y económica y es puntual en los pagos. Hacienda acaba de recuperar migajas, 260 millones de euros, apenas un 4,3 por ciento de los más de 6.000 millones ocultados en el HSBC, con sede en Ginebra, por contribuyentes españoles que, hasta ahora, en poco o nada habían contribuido.

   La amable carta de Hacienda remitida a los defraudadores en junio (el robo de una lista por parte de un empleado del banco abrió la caja de los truenos), sólo consiguió indiferencia de los remolones. La prepotencia, ya se sabe, no entiende de sutilezas. Ha sido necesario amenazar con una investigación para que el recuerdo de Al Capone sobrevuele el skyline ginebrino y recuperar así una pírrica parte de esas fortunas hasta ahora libres de impuestos.

   Cuando se habla de productividad, el ojo excrutador mira siempre al señor trabajador que llamaba López de Arriortúa, asalariado por cuenta ajena que nada puede defraudar porque Hacienda controla hasta el más olvidado de sus ingresos anuales. Pero poco se mira la productividad de un dinero que le corresponde a Hacienda que, como muy bien tenemos aprendido, somos todos. Y menos aún se mira la productividad de unas clases adineradas, con fortunas amasadas o heredadas, pero siempre ocultas, crecidas al amparo de la globalización. Como ocurría en el cuento, prefieren guardar su tesoro en oscuras cajas de seguridad en lugar de hacerlo fluir hacia un tejido que, si es productivo, crea empleo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Silencios y otros improperios

En ocasiones, los silencios dicen más que las palabras. Son, por ejemplo, la estrategia de Rajoy para eludir responsabilidades, ya sea sobre la crisis o sobre las vilezas verbales del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, esbirro fiel de una de las plazas fuertes del PP. Cuando se está en tierras pantanosas, mejor no moverse ni hablar siquiera para no salpicarse de los fangos de otros. Aunque éste es sólo un mal menor, dado que los morritos de esta rancia oposición suelen proferir propuestas económicas y políticas deshonestas, sospechosas de lesa humanidad. Rajoy calla, y otorga, porque no se sabe la lección desde el momento en que debería oponerse a no se sabe bien qué. ¿A una política que es la que él ejecutaría también de haber estado en el Gobierno? ¿A unos exabruptos que no son otros que los que proferirían muchos de los suyos?

   El alcalde de Valladolid es la punta del iceberg. Sólo la patita que asoma de vez en cuando esta oposición camuflada de europea y con escudo de águila. Debajo, sonaban las risotadas del auditorio cómplice y, más abajo todavía, gargajos. Si el mensaje de León de la Riva iba en botijo sucio de mugre y con agua estancada, el de Eduard Punset en el I Congreso de Mentes Brillantes, celebrado en Málaga, iba en delicada vasija de cristal: “Cuando quiero decirle a una mujer que es guapa le digo que sus niveles de fluctuaciones asimétricas son inferiores a la media”. En este encuentro, sólo apto para bolsillos también brillantes, un médico, Mario Alonso Puig, dio con la respuesta a tan dispar ecuación: “Genio se nace y a imbécil se llega... Pero, ¿qué hay entre medio? El sistema educativo”. Al final va a ser eso…

domingo, 24 de octubre de 2010

Aislados

Aislados en una isla. Por un error del sistema, un virus ha infectado y ha convertido el agua, fuente de vida, en un río que distribuye la muerte allá donde pasa. Pero eso pasa allí, lejos, en una de las tierras más pobres del mundo, Haití. El cólera avanza en esa isla cada día más sola, más pequeña. Con qué facilidad olvidamos a los pobres y volvemos a mirarlos sólo si nos dan otro bofetón que nos ponga la cara roja de dolor, de vergüenza...
Las músicas de Haití son intensas y cálidas y hablan de supervivencia, de esperanza.
Manno Charlemagne - Limye The Haitian Struggle

sábado, 23 de octubre de 2010

Fosas comunes

Iraquís en la cuneta, imagen costumbrista de Irak (AP)
El poder destructor de esta mal llamada civilización encantada de conocerse y autocomplacida de sus logros científicos, muestra hoy su capacidad ilimitada para la tortura refinada, la burda masacre y, finalmente, la manipulación y el engaño. Y es que nos han fabricado un mundo a medida, donde los golpes de efecto se dosifican en grageas y el horror se descontextualiza convirtiéndolo en un caso aislado obra de un perturbado o, en el mejor de los casos, en un accidente. En esta sociedad de la información que se burla de la verdad, los poderes fácticos, esos grandes benefactores, miman a sus consumidores con cotilleos banales fáciles de digerir, que adormezcan sus conciencias en una siesta reparadora sin pesadillas.

   Si España fue entre 1936 y 1939 un fastuoso ensayo general de la II Guerra Mundial, la invasión de Irak (en busca de unas armas de destrucción masiva que sólo existían en las calenturientas cabecitas del trío de las Azores), ha sido el ensayo empírico de una mal llamada civilización enferma de poder, de avaricia, de ignorancia y, por esto mismo, de miedo y odio al otro, al desconocido. Wikileaks abre hoy las fosas de la vergüenza, al igual que seguimos haciendo aquí con las nuestras, con las de ese laboratorio a escala que nunca debió ser. Unos y otros buscamos nuestros muertos en estas fosas comunes para que nos den respuestas a lo inadmisible. Pero ellos ya no pueden hablar, así que deberíamos dárnoslas nosotros mismos, tan encantados como estamos de habernos conocido.

viernes, 22 de octubre de 2010

Normalidad

Francia tardará aún varios días en recuperar la normalidad. Pero, ¿de qué normalidad hablan? ¿La del conformismo, la de la desidia y el desencanto, quizás? Nadie es normal, aunque la masa nos iguale. Mientras, aquí el nuevo hombre fuerte del país, recuperado para dar una brizna de solvencia a un Gobierno demasiado zarandeado por la realidad, reconoce que han venido para dar confianza. Yo, desconfiada siempre por naturaleza, no me fío ya de nadie, y menos de quienes están expresamente para dar confianza, señal de que hay motivo sobre qué desconfiar. Mi bola de cristal está negra como el futuro y nada vislumbro más allá de la reforma laboral. Sólo algo de la normalidad de la que habla Sarkozy...
Aquí, ahora, aparentando normalidad para dar confianza y, mientras disimulo, recuerdo algo llamado música...


(Aquí donde estoy ni escuchar el vídeo puedo. Espero que sea lo que creo que es...)

jueves, 21 de octubre de 2010

Zapat...illas

Es otoño pero parece invierno. Por el frío, por el cielo gris, por la neblina de la mañana… Tras el catárquico día de ayer aquí, allí, éste se presentaba perfecto para la reflexión. Y en esas estaba yo, pensando-pensando en la remodelación del Gobierno de Zapatero… cuando me he topado con la foto de unas zapatillas. Han resultado ser de Bernard Madoff. Junto a otros 400 objetos personales, estas primorosas pantuflas de terciopelo negro, con sus iniciales bordadas en oro, se subastarán el lunes en el hotel Sheraton de Manhattan. ¿Y por qué no en Ebay?

No debían resultar muy cómodas: son estrechas de punta y parecen demasiado tiesas para adaptarse al pie de un hombre de su complexión. O no pasaba mucho tiempo en casa o eran simplemente un fetiche de sus juegos eróticos con el poder. Pienso en el magnate asiático que las adquirirá en la subasta a través del móvil. Pagará por ellas, pero siempre serán de Madoff, que hizo bordar sus iniciales en el empeine. Se sabrá qué pie calzaba el gran estafador y, una vez metido en sus zapatos, el nuevo propietario correrá el riesgo de sentirse poseído por una avaricia ilimitada. Pienso en que esas zapatillas, que debieron hacer feliz a Madoff aunque no fueran muy cómodas, no deben ser muy diferentes de las que gastan nuestros banqueros patrios en la intimidad de sus alcobas.

   Pienso en un reciente estudio que vuelve a la carga con que la felicidad poco o nada tiene que ver con el éxito profesional. Todo un detalle para cuatro millones de personas estas noticias pintorescas en las páginas de los diarios. Pienso, luego insisto, en que el éxito económico sí que da la felicidad, dependiendo, eso sí, de la calidad que se pretenda, porque la felicidad también se suministra en cómodos plazos con distintas calidades y precios. Pienso que Madoff, que dice sentirse feliz ahora, debe echar de menos estas zapatillas desde su celda del correccional Butner en Carolina del Norte.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Como decíamos ayer...

Éxtasis de Sta. Teresa, de Bernini
Con esta frase, Fray Luis de León retomaba sus clases en la universidad de Salamanca después de haber sido condenado a unos años en la cárcel por el Santo Oficio. Su delito: traducir a “lenguaje vulgar” el libro bíblico del Cantar de los Cantares, que si en hebreo pasaba más o menos inadvertido, en la lengua del pueblo resultaba incendiario. Ni la santa Santa Teresa de Jesús pudo resistirse, años después, al éxtasis que le producían sus versos.

   Seis siglos más tarde, muchos valientes, y otros por obligación, hacen cola en el Inem y los catedráticos de la teología predican desde sus despachos el advenimiento de una nueva religión: el Mercado y su reino todopoderoso. Lógicamente, no están por la labor de traducir a “lenguaje vulgar” los Presupuestos, la reforma laboral ni la reforma de las pensiones, Cantares de los Pesares que, como virus, eliminan la memoria de nuestro disco duro desde un simple USB.

   Nuestros representantes en la tierra, que podrían hacer una traducción más o menos coherente, no están por la labor. Pero para que no les tilden de blandos, anuncian manifestaciones y una iniciativa legislativa popular, sin ira, políticamente correcta en son de bienvenida a los recién llegados. El problema es que el Cantar de los Pesares sigue en hebreo, o arameo que para el caso…, y sólo lo entienden unos pocos monjes priores de la nueva Religión. Menos mal que existen otros dioses paganos y omniscientes.

martes, 19 de octubre de 2010

El buen vecino

Francia aborda hoy la sexta jornada de huelga, cada vez más feroz, desesperada y con más adeptos, contra la reforma de las pensiones. El objetivo se centra donde más duele: dejar la economía sin fuelle y paralizar el engranaje de la apisonadora que aplasta un estado del bienestar oxidado por falta de mantenimiento. Frente a frente: Sarkozy, que es fuerte y lo sabe. Tiene motivos. No hace mucho lo demostró a la todopoderosa Comisión Europea, ganándose el respaldo de los Veintisiete a la aparatosa y desafortunada expulsión de gitanos y, de paso, dejando malparada la credibilidad de sus oponentes.

La reforma francesa tiene previsto aprobarse mañana o el jueves. “¿Cuándo construyó Noé su arca? Antes del diluvio…” Aquí, en el piso de abajo, la protesta se hizo tres meses después, ya con el agua al cuello y ahogados en esos sentimientos tan patrios del fatalismo, el individualismo, el conformismo y el resentimiento. Pero qué esperar cuando la prohibición de los toros en Cataluña generó más debate y derramó más tinta y mala uva que la comedida huelga del 29-S que, de tan tibia, aburrió tanto a las ovejas que amenazó, durante unos días, con paralizar la producción de queso.

lunes, 18 de octubre de 2010

Necesarios

La morosidad en la banca vuelve en España a los niveles máximos de hace 14 años, y eso pese al sacrificio llevado a cabo por nuestras entidades (de las más saneadas de Europa) cerrando grifos y desahuciando a quienes no pueden pagar las abusivas hipotecas que tan inconscientemente se pidieron y tan alegremente se concedieron. Con un índice de desempleo del 20%, cada vez son menos los que pueden asumir los excesos del pasado. Pero no hay que perder el norte. Lo que se dibuja como un drama de la banca, lo es en realidad de los ciudadanos. De aquí y de allí, que la miseria no conoce fronteras.

   Muchos de los que un día dejaron atrás parte de sí y salieron en busca de un mundo más justo encuentran ahora en este país de sombras oblicuas poco más que desesperación. El espejismo de una vida más próspera se desvanece con la misma rapidez que estalla en el aire una burbuja vacía al contacto con la realidad.

   “Pues que se vayan, no los necesitamos” es la letra del hilo musical de aeropuertos y estaciones de tren con rutas internacionales. Pero sí los necesitamos, y mucho. España tiene ahora unos ocho millones de pensionistas. En 2025, está previsto que lleguen a 15 millones, algo que hará insostenible el actual sistema de pensiones y el estado del bienestar a la noruega que nos dijeron que era posible. A eso hay que añadir que el consumo sanitario se disparará, dado que nuestros futuros pensionistas no tienen en agenda ni morirse en cuanto se jubilen ni irse a vivir a un entorno inasequible a sus bolsillos.

   La solución pasa porque el número de trabajadores, con sus correspondientes contribuciones a la Seguridad Social, crezca en unos siete millones de personas, calculan los expertos. Pero si el país sigue tan estéril en procreación como en ideas, 4,5 millones deberán venir de fuera porque aquí el susto financiero ha vueto a bajar la tasa de natalidad a 1,07 niños por cada cien habitantes. Así que no sólo son necesarios, sino que forman parte de nuestro futuro y nuestros deberes para los próximos años es garantizárselo también a ellos. Lo llaman multiculturalidad y va más allá de los bailes regionales.

domingo, 17 de octubre de 2010

Domingo

Qué hacer cuando el enemigo acecha y se manifiesta en el momento menos pensado. Cuando te reprocha desde el otro lado del espejo que ni siquiera eres un digno rival para él. Te recuerda tanto a alguien... Qué hacer cuando eres una pieza extraviada de un rompecabezas, que una mano que también te recuerda a la de alguien, metió por error en una caja que no es la suya. Cuando, al abrir los ojos, descubres que lo que crees un movimiento hacia delante es, en realidad, un esfuerzo denodado contra las agujas del reloj, un avance destinado como cada día al fracaso.

   Sólo queda desviar la mirada, pasar a la ducha, salir a comprar el diario, desayunar, escribir, pegar las esquinas despegadas de un mundo de papel diseñado con minucioso detalle y hacer acto de contricción, volviendo a jurar, como siempre, como nunca, con la misma convicción de la primera y la última vez, que la próxima será diferente, que no se repetirá este combate desigual, que habrá fuerzas. Cuesta respirar en caída libre (¿por qué la llaman libre si no somos dueños de la trayectoria, ni de la fuerza ni de la velocidad?). De cumplirse la ley, como hasta ahora, el choque contra el suelo deberá permitir coger altura de nuevo y agarrarse sin resbalar al trapecio de este circo, de este cerco… cada vez más pequeño y rodeado por las llamas.

sábado, 16 de octubre de 2010

Hambre de atención

Burkina Faso (Foto: Jessica Dimmock)
Hambrientos de atención. Así viven 195 millones de niños en todo el mundo cada año, según Médicos sin Fronteras. En su campaña Hambrientos de atención, señala que la mayoría  de los actuales programas de ayuda alimenticia a los países en desarrollo apenas combinan cereales fortalecidos de maíz y soja que, aunque alivian el hambre, no alimentan a un niño pequeño correctamente. La ONG pone en evidencia, así, la doble moral de los donantes internacionales, que llenan (no siempre) sus estómagos, pero no tienen en cuenta las auténticas necesidades nutricionales de niños y bebés.

   No es un acontecimiento mediático, no desplaza a la zona cientos de periodistas ni abre ni cierra telediarios, ni siquiera es información de relleno. La mirada social, que hasta un chimpancé podría manipularla con los conocimientos adecuados, no llega a desviarse del objetivo porque, en realidad, nunca lo ha tenido enfocado. Hoy, Día Mundial de la Alimentación, la situación es más esperpéntica si cabe.

   Alguien tendría que meter el miedo en el cuerpo a los mercados que todo lo rigen y decirles que, de continuar así la cosa, estos niños malnutridos hoy ponen en jaque el sistema capitalista que les venera. De mayores, nuestros niños invisibles carecerán de recursos y no serán capaces de entender ni valorar la avalancha de productos sobrantes de todo tipo con que pensamos invadir sus estanterías para mantener nuestro nivel de vida. Y nosotros también seremos invisibles para ellos. Aunque involuntaria, esa será su venganza.

viernes, 15 de octubre de 2010

Nada que esperar

Escribo hoy con premura, con la misma que Gerardo Díaz Ferrán debe estar preparando las maletas para volver a su deprimido grupo empresarial y no menos que la que deben tener en los infiernos preparando su suite.

   ¿Qué añadir a lo dicho ya por los sindicatos ante su “desvergüenza”? “Impresentable, caciquil”… Pues que es ruín, despreciable, mezquino, avaricioso y, consecuencia de todo ello, mentiroso. Pero Díaz Ferran no defrauda porque tampoco se esperaba más del presidente de Air Comet y Viajes Marsans. Hasta hace no tanto tiempo, cuando aún bebíamos de las mieles de la prosperidad y antes de que la Comisión Europea propusiera ampliar la jornada laboral a 65 horas semanales (a razón de 11 al día, de lunes a viernes y otras 10 el sábado), desde el norte de Europa venía una brisa que abogaba por reducir la jornada para ganar calidad de vida y conseguir el pleno empleo. La propuesta, a la vista está, no ha hecho ancla en el poder político ni económico.

   Este catedrático de la villanía, de bajos modales y malas intenciones, ejemplifica a la perfección la soberbia y la prepotencia del poder. En esas esferas los amigos se quedan por el camino y sólo acompañan los intereses. La cuestión es qué oculta en la manga este heredero de la España más negra y retrógada, este fundamentalista neoliberal si sólo ver lo que sale a la luz es, de por sí, nauseabundo.

Me niego a poner una imagen de Gerardo Díaz-Ferrán. Mejor esto porque a nosotros también nos han declarado la guerra.

jueves, 14 de octubre de 2010

En deuda

Las familias y empresas españolas debemos más del 57% de lo que tenemos ahorrado a bancos, cajas y cooperativas de crédito. El Banco de España actualizó ayer unos datos que no son otra cosa que los de la miseria. Es pobre quien nada tiene, pero ¿cómo llamar al que mucho debe? Conducimos el coche de una caja de ahorros (urge aquí un cambio de denominación social), vivimos en el piso del banco, viajamos en vacaciones pero quien disfruta, y con intereses, es la sucursal y estudiamos, pero nuestros libros no dicen nada de que el rédito pertenece ya al pasivo del banco. Deudas que nos instalan en la certeza de que nuestra vida ya no es nuestra y pertenece a otros y nuestra alma fue vendida en su día al mismísimo diablo, el mejor postor…

Entrevista de trabajo en Ikea:
"Monte una silla y siéntese"
   Pero en realidad, tras la que ha caído y lo que se esconde bajo la punta del iceberg, ¿no deberían ser ellos, que provocaron esta crisis sin precedentes convirtiendo los sueños en bonos basura, los que están en deuda con nosotros? Bajadas salariales, despidos, recorte de un gasto público que financia los servicios elementales, reforma (como eufemismo de recorte) de las pensiones… Haciendo cuentas, la banca pierde pero, como siempre, la historia la cuentan los vencedores.

   El último reclamo publicitario de una conocida multinacional sueca reza: No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. Esa frase devuelve la confianza de que un mundo mejor, no más rico en términos económicos pero sí más feliz, es posible. Y es que el diablo no descansa y, al final del día, acabamos con el carro lleno de básicos y preguntándonos cómo hemos podido vivir hasta ahora sin ese candelabro esmaltado…

miércoles, 13 de octubre de 2010

Ellos salen

El séptimo minero (Foto: Efe)
Van saliendo, sí, los 33 mineros que quedaron atrapados en la mina San José. A estas horas, todavía quedan 26 atrapados a 700 metros, pero todo va según lo previsto y salen poco a poco, apretados y respiran al fin... Si ellos pueden salir, ¿por qué nosotros no podríamos también empezar un movimiento de elevación desde esta sima cada día más oscura y asfixiante?
   Confianza. La de ellos en salir vivos y la de los de arriba en arrancárselos a la tierra. Organización: arriba y abajo, trabajando todos a una con un mismo objetivo. Empeño político y económico para todo llegue a buen puerto y los medios de comunicación, ojo excrutador, sin quitar ojo a cada movimiento ni a lo largo de una noche que empezó el 5 de agosto . Todas estas fórmulas bien pueden aplicarse aquí arriba a 11.000 kilómetros. Es cuestión de proponérselo y poner los medios adecuados, que no son los que van en contra de los derechos de las personas, para que nada de esto, ni lo de abajo ni lo de arriba, vuelva a repetirse. Es cuestión de Respeto, al fin y al cabo.

martes, 12 de octubre de 2010

Delgaditos

La crisis llega a la cesta de la compra básica y la venta de alimentos cae por primera vez, no ya en valor, que lo había hecho antes por la guerra de precios desatada con la irrupción de las marcas blancas, sino también en volumen. Al empacho por la macrobiótica dieta de noticias, pronósticos, opiniones y lamentos venidos de todas partes, se ha añadido la fritanga financiera y política que el consumidor medio ha tragado en los últimos (¿dos años ya…?). Y, con el estómago lleno de esas bilis, se impone el ayuno para purificar el cuerpo de tanta toxina.
   No hay una dieta generalizada, como no hay dos cuerpos iguales. Y, al igual que en los regímenes, no existen los milagros, aunque la moderación, también aquí, se erige como la más saludable y económicamente positiva de las salidas. No se trata de pasar hambre por ahora, que ya vendrá si no se sale de ésta hasta 2016 como pronostican muchos eruditos que antes callaron mientras saltaban las básculas. La cuestión es ganar unos agujeros a ese cinturón que tanto aprieta a muchos, demasiados ya.

lunes, 11 de octubre de 2010

Adictos

Miles de años de evolución nos contemplan pero, con todo, seguimos siendo animales de costumbres. De ahí a la adicción sólo hay un paso, más en estos tiempos consagrados al exceso. Todos somos adictos a algo, a alguien... pero no siempre es tan fácil no cruzar la línea.

   Hay personas que buscan toda su vida un asidero donde equilibrarse y parar a reparar golpes y desconchados. Viven en primera persona pero, cuando sus manos sólo atinan a dar palmadas al aire, se vuelven complemento indirecto. Vuelven a luchar, pero ya sin fuerzas y avanzando una nueva derrota en el fondo de un vaso. Por el camino, esquivan la caída apoyándose en asideros superficiales, en los últimos gadgets tecnológicos, el tabaco, las drogas, el trabajo, el café, las compras, la información meteorológica, su forma física, … los fármacos, y desde allí emprenden cada día un nuevo escape y una nueva rendición. Tras tanta huida, la vida se convierte en un caballo desbocado que les relega ya a simple complemento circunstancial. Llegado el momento, sólo hay que soltar esas riendas que ya no sirven de nada y dejarse caer por el precipicio de la más negra y profunda de las tristezas. Y empieza la más fascinante y desconocida de las escapadas, de ida, en clase turista, sin recargos por equipaje ni seguro.

domingo, 10 de octubre de 2010

Alas



Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

El rayo que no cesa (Miguel Hernández)

sábado, 9 de octubre de 2010

Gatos pardos

No nos gustan los cambios, en general. Irrumpen en la vida como un nuevo electrodoméstico que nos ha tocado en una rifa en la que no recordamos haber participado y no sabemos dónde meterlo sin tener que renunciar a nada de lo que ya teníamos. Hay en ellos demasiados botones y vienen sin garantía ni instrucciones de uso. A veces, pesan tanto que tiemblan los cimientos sobre los que hemos construido nuestra existencia, como si de una casa prefabricada se tratara.

   La tecnología nos aboca una nueva vida en cambio perpetuo. Se habla de ella como un hecho sobrenatural y sobrevenido, pero es nuestra propia creación. El homo tecnologicus ha cambiado sus formas de producción, de ocio y de modo de vida. Su tecnología, la nuestra, ha hecho que cada pequeña mutación en un punto infinitesimal en la otra punta del planeta llegue con increíble celeridad y sea aceptada como propia. Pero aún con todo, nos resistimos, siempre en perpetua lucha interior, ahora contra nosotros mismos y nuestros inventos que nos hacen la vida más fácil en lo global, pero más difícil en lo individual. Ellos no lo saben, pero ese cambio aparente tiene como único anhelo que todo permanezca como hasta ahora. En El Gatopardo se avanzaba: si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
  
   Así que dejaremos que crean que todo está cambiando mientras, en esta noche tan larga que parece que nunca va a acabar, todos los gatos pardos velan en silencio para todo siga igual.

viernes, 8 de octubre de 2010

Mil palabras exprés

Mil palabras parecen ser suficientes para cualquier cosa. Así reza el reclamo de muchos cursos de Inglés con mil palabras, a razón de 50 nuevas por semana. Empezando ahora, el 25 de febrero de 2011 seremos más sociales y sociables, capaces de preguntar y responder con eficacia certera. Y esas son más o menos las que utilizamos en el día a día en nuestro propio idioma. Todo lo demás es tildado de preciosismo y al alcance de intelectuales y gente de mal vivir.

   Los oráculos del desastre entran hoy con sus palabras en la arena comunicativa haciendo tronar sus vuvuzelas. Pero, ¿quiénes son esos cien economistas que recomiendan una drástica reforma de las pensiones? Los conozco bien, hay muchos como ellos y cada día que pasa exhiben sus garras con menos pudor. Son ese tipo de gurús que, desde el cobijo ideológico que les proporcionan las teorías neoliberales más antisociales, acuden al chascarrillo tan en boga de “Vaticina lo malo y acertarás”. Ni mil palabras necesitan para ver quién la dice más gorda.


Imagine (una palabra basta). Clica
   Más que lo que dicen, al fin y al cabo sólo combinan de manera diferente las mil palabras básicas, lo más inquietante es que son estos tecnócratas demagogos los que, mientras escribo estas líneas, están impartiendo una clase magistral desde su taifa y forjan a golpe de martillo el espíritu individual y colectivo de los hombres y mujeres que gobernarán nuestros destinos cuando seamos viejecitos. La esperanza es que, en estos tiempos multiculturales donde lo tridimensional hace furor, esas mil palabras se acompañen también de mil gestos, mil miradas, mil silencios exprés. Eso diría mucho más en nuestro favor que todas las palabras de esta Babilonia.

Habrá que escuchar a los ancianos del lugar, ricos en palabras, gestos, miradas y silencios...

jueves, 7 de octubre de 2010

Piedras

Somos como piedras. Nacemos vulnerables, sumamente dependientes y lloramos mucho. Pero con el tiempo dejamos de llorar y empezamos a endurecernos hasta convertirnos en piedras. No es que nos hagamos más fuertes,  simplemente más duros. Los más dóciles acaban erosionándose en sus capas superficiales por la acción continuada de agentes externos. Son más amables y adquieren formas caprichosas, pero no por eso pierden su esencia. Las piedras más duras, en cambio, resisten la erosión del día a día pero corren el riesgo de romperse en pedazos hasta hacerse gravilla y acabar con el corazón de piedra. 

   Cuando la lluvia y el viento son tan fuertes que pueden llegar a mover montañas, muchas se desprenden y se quedan por el camino, bloqueándolo. Con suerte, alguien las recogerá con palas y permanecerán sedimentadas al borde. Si aprenden a juntarse, las piedras son capaces de hacer grandes cosas: construyen catedrales, edificios, murallas, diques de abrigo, paseos marítimos, rellenan los huecos vacíos para afianzar estructuras y, las más afortunadas, vuelven a formar una nueva montaña.

   Hay quienes siendo de aspecto rugoso y arisco, se deshacen en miles de partículas al contacto decidido de una mano y dejan de ser piedras. Esas manos no abundan, pero son también piedras que, tras un largo proceso de pulido, han conseguido deshacerse de lo innecesario, de las capas más superficiales, del miedo, del odio..., y se han convertido en piedras preciosas. Basta un fugaz rayo de luz para que esas piedras preciosas lo multipliquen y reflejen a su alrededor en cada pequeño giro. Aquellos que están en contacto con esas piedras preciosas son millonarios afortunados. Aunque no imposible, es difícil reconocerlas porque muchas se esconden detrás de una superficie petrificada color gris mate.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Simulando, simulando, simulando

En ocasiones, no basta con ser creíbles, también hay que parecerlo. La reforma de las pensiones que se debate hoy tiene como loable objetivo hacernos creíbles ante los mercados, sí, los mismos que especularon hasta hacernos parecer unos insolventes.

Tampoco basta con ser estupendos, hay que parecerlo. Todos pueden sentirse incómodos junto a un cenizo creyente y que postula sobre su desgracia. Está demostrado que es contagioso y la ley de la gravedad es inexorable entonces, haciendo caer también a quien se pone al lado. Hay que simular, simular, simular y disimular. Si no, estamos perdidos.

¡Feliz cumpleaños, Fito!

martes, 5 de octubre de 2010

Buenas noticias

Sólo la idea ya fue una buena noticia. Ante tanta perspectiva desoladora, decidimos emprender una aventura periodística. Doble riesgo, no sólo por la dificultad de poner en marcha una empresa con el añadido de que funcione, sino porque el objetivo era inundar nuestras páginas de buenas noticias. Estábamos seguros de que existían, los viejos del lugar las recordaban, así que sólo era cuestión de ponerse manos a la obra. Hasta ahora, la audiencia, el lector, nuestro futuro público, se abatía ante sus ordenadores y luchaba contra las páginas de los diarios en los días de viento para encontrarse, tras el esfuerzo, con otro titular deprimente.
    Trabajamos duro. Buscamos por todas partes y, al poco, nuestra pequeña redacción se inundó de buenas noticias, tantas que dejamos de imprimirlas. No queríamos que nuestro positivo espíritu acabara de cuajo con la campaña de los mil millones de árboles de Naciones Unidas ni negar a nuestros nietos un futuro sin mascarillas. Seguimos criterios estrictamente periodísticos para hacer la criba. Proximidad, notoriedad, actualidad, interés mayoritario, exclusividad, cantidad de personas afectadas e interés y curiosidad humana. El conflicto, uno de los criterios principales, no nos servía, y en nuestras papeleras de reciclaje cada día estallaban guerras, se producían terremotos y golpes de Estado, se destapaban corruptelas... Buenas noticias en mano, empezamos a contrastarlas en pos de la veracidad y la diversidad de enfoques…

   Ahora, mi compañero de aventuras trabaja en el departamento de comunicación de una importante entidad financiera que ofrece una hipoteca creciente, en la que no empiezas a pagar hasta el primer año. Consiguió lo que buscaba, porque su bandeja de salida en dirección a los medios está repleta de buenas noticias para su empresa. Yo, por mi parte, me he ido a vivir a un anuncio publicitario, donde atravieso laderas idílicas, bosques nevados, grandes urbes y cascos antiguos siempre desiertos al volante de un coche de gama alta ¡siempre limpio! Mi familia es maravillosa y siempre aparcamos el coche en la puerta de casa. Al menos, desde la pantalla, no engaño y apenas contamino el paisaje informativo.

lunes, 4 de octubre de 2010

El paro atroz

Atroz. Tradicionalmente, septiembre es nefasto para el empleo de playa y chiringuito, todo tipo de chiringuito, que abunda en el registro mercantil. Este no ha sido tan malo como el del año pasado, pero es que cada vez son menos los que continúan girando en la rueda y la centrifugadora en que se ha convertido el mercado expulsa cada vez menos partículas. También los golpes contra los muros son cada vez más espaciados. Volvemos a ser cuatro millones de pariados, aunque en este gran contenedor de cáscaras vacías haya también clases según su destreza para mantenerse a flote.
    En este cementerio de elefantes nos numeran, nos forman en nuevas habilidades, nos deforman con porcentajes y nos conforman con promesas. Nos facilitan la renovación de la demanda de empleo por Internet para ganar tiempo y atender así a nuevas partículas desprendidas de la centrifugadora. No gustan de tumultos ni de murmullos. Así también evitan que veamos reflejado en otras miradas nuestro propio fracaso y el suyo. Sería contraproducente.

   Paro. Tras la visita al departamento de recursos (pocos) humanos (ninguno), la vida queda congelada en un fotograma tembloroso, desenfocado, en el mismo momento en que resbalas por el muro tras ser despedido a escobazos en una curva del tren de la bruja de esta feria de los horrores. Hay personas que también se sienten parte infinitesimal de la estadística. Pero por ellas no se encienden las alarmas porque se apean del tren en marcha sin hacer ruido. Apenas un golpe contra el muro. Uno más. Una menos.

domingo, 3 de octubre de 2010

Colores

Hay personas que, cuando apagan la luz de su habitación, hacen un balance cromático del día. Conozco a una de ellas. Dependiendo de lo que han escuchado, intuido, visto, dicho o hecho asignan un color al día, para caer luego en un sueño reparador tras el esfuerzo. Hay personas que, no cansadas con este ejercicio de memoria y análisis, van más allá y no concilian el sueño si no resuelven el rompecabezas del cubo de Rubik en que se han convertido sus vidas.
    En realidad, los colores no existen. Son sólo una percepción subjetiva, el reflejo de la luz sobre un objeto. Por eso, cuando hay poca luz, sólo conseguimos ver en blanco y negro. Los daltónicos vienen a poner en evidencia que no son una ley universal irrefutable e, incluso ellos, los perciben de manera distinta unos de otros.

   En la pantonera de la vida, hay tantos colores como días, con todos los matices, tonos, incluso texturas que hacen parecer diferentes dos colores exactos. Hay días grises, lunes negros, personas marrones, días en blanco para el olvido, días rojos de furia o pasión, días verde esperanza y vidas de color de rosa, amarillos gafados, naranjas vitales, azules plácidos…  Los domingos de elecciones todos los colores se dan cita en las urnas.

   Lástima que hoy haya amanecido nublado en muchos sitios. En Madrid, esas nubes, lejos de formar un prisma que amplíe el espectro, desdibujan y empalidecen los colores, la mitad de Brasil ha amanecido también nublado (debe ser la del 40% de la población que vive todavía en la pobreza absoluta), aunque la estela de Lula promete soplar para despejar el horizonte. Pero en Bosnia, los cielos parcialmente despejados delatan los uniformes de camuflaje que reflejaron únicamente horror con mayúsculas no hace tanto.

sábado, 2 de octubre de 2010

La marea

En días como hoy, cuando el enemigo se ha atrincherado en la boca del estómago, prefiero callar y que sigan hablando otros, aunque sean los de siempre. Sus voces, de tanto oídas, ya son casi como de la familia y glosan el desastre presente y futuro con profusión de datos para que lo entendamos todo muy bien y luego no haya derecho a reclamación. En días así, es reconfortante abrir velas y dejarse mecer por este viento todavía cálido de otoño, aunque sea en un mar denso de mentiras piadosas. Al fondo, me parece ver la silueta del Titanic acercándose a los grandes bancos de hielo de Terranova.


viernes, 1 de octubre de 2010

Maleducados

Con soltura, así nos movemos entre la mala educación, ya imperceptible de tan acostumbrados que estamos. Son maleducados los antisistema y antiideología que destrozan escaparates, maleducados los policías que, siguiendo la consigna, salen de sus furgonetas blindadas en tropel a zurrar al primero que pase, maleducados los políticos con sus maleducadas políticas, que liban el apetitoso néctar neocon, maleducada la justicia, que se demora en procesos ahogados en papel cuando la ofrenta al débil es flagrante.

Son maleducados los que subestiman los daños, los que crean comisiones de estudio para analizar la idoneidad de medidas que deberían ser prioritarias, los que hablan bajo amparados en el anonimato de la masa, pero también los que callan son maleducados. Los que arengan sin pensar lo que dicen y los que asienten sin criterio, quedándose con lo primero que pasa. Y los impasibles, esos son los más maleducados. A veces, la buena educación aparece como una rara flor en busca de la luz, y lanza un grito al viento para que lo lleve donde quiera, mientras los hongos proliferan atrincherados en la oscuridad del sótano.